Puebla de Guzmán vive su devoción por la Peña en pleno confinamiento

La normalidad ha marcado unos días en que los puebleños han vivido su devoción por la Virgen de la peña en la intimidad y en familia

Hoy sería Martes de Peña de haberse celebrado la Romería de la Peña en el municipio andevaleño de Puebla de Guzmán. Y aunque no es habitualmente el día más concurrido –que hubiese sido el domingo-, si es considerado el Día Grande de la Romería. Cuando se renuevan los pendones de la Virgen, que son dejados a sus pies por los mayordomos de este año, para ser recogidos por otros peñeros. Pero este año no es así. La crisis sanitaria del coronavirus ha dado al traste con tan arraigada tradición.

Por otra parte ni la vistosa caballería, ni el majestuoso traje de gabacha, ni la rítmica danza de las espadas, ni la piadosa ‘comida de pobres’… Esta crisis sanitaria también ha arrebatado al municipio la repetición de algunas de las tradiciones más importantes que desde el punto de vista etnográfico, y en el marco de su Romería de la Peña, se conservan en la provincia de Huelva.

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Se trata de uno de los festejos romeros más antiguos de la provincia y, según ha indicado a HuelvaCosta.com el historiador puebleño Francisco Núñez Roldán, desde el inicio del libro de cuentas de los mayordomos de la Romería de la Peña en 1635, hasta nuestros días, no hay indicios ni anotaciones que indiquen que dicho festejo haya sido suspendido.

Según prosigue este catedrático de historia ya jubilado, no hay pues constatación científica de que la Romería en honor a Nuestra Señora de la Peña haya sido suspendida en alguna ocasión, bien como consecuencia de algún conflicto como la Guerra de la Independencia o la Guerra Civil, bien por algunas de las más letales epidemias que durante estos siglos han azotado Europa.

Se habrá celebrado de una u otra forma, con mayor o menor boato, pero suspendida como este año «es la primera vez que tenemos constancia desde 1635», concluye. Un único acto se ha mantenido en la presente edición: la misa que el domingo se ofició en una capilla de la Iglesia de la Santa Cruz, ante un cuadro de la Virgen, y que fue seguida por cientos de puebleños a través de las redes sociales. 

No obstante de lo que el coronavirus no ha podido privar a los puebleños es de la profunda devoción que sienten por la que para los peñeros es la Reina del Andévalo. Y es que, a diferencia de otros años, éstos han celebrado estos días su particular romería en la intimidad de sus casas, dado el confinamiento al que obliga el estado de alarma que se decretó en España hace ya casi mes y medio.

El protagonismo de esta fiesta es históricamente para la Mayordomía. Se trata de aquellas personas o familias que el Martes de Peña del año anterior cogieron los pendones de la Virgen, los cuales tienen el honor de tener en casa hasta la celebración romera del año siguiente. Son las mujeres que lucen el tradicional y vistoso traje de gabacha. PPero este año el único traje de gabacha que ha podido ser visto en el pueblo es el de la estatua en su honor que adorna una de las plazoletas del municipio.

Este histórico año los pendones están en manos de Mariló Ponce, su marido Francisco Javier Cepeda y su hija Alba, los cuales han vivido la ‘romería’ -que oficialmente debía haber arrancado a las 15.00 horas del sábado, para concluir este martes-, en primer lugar con «mucha devoción» y «confinados en casa», pero también con una sensación agridulce ya que, a la «tristeza» de no celebrar la romería este año, hay que añadir el «privilegio» de ser los primeros mayordomos que, sin dejar los pendones para volverlos a coger, van a tener el honor de tenerlos en casa «durante dos años seguidos».

Así lo indicó a esta redacción la propia Mariló Ponce, quien añadió que también está viviendo momentos «muy emotivos» ya que todos los días, pasadas las ocho de la tarde, todos los vecinos «nos damos cita en los balcones para cantarle a la Virgen su salve.

El resto del tiempo «lo pasamos confinados en casa, de lo cual estamos muy concienciados porque la salud está antes que nada», prosigue, recibiendo muchos mensajes y haciendo muchas videoconferencias con familiares y amigos. «Hay momentos en los que ríes y momentos en los que lloras de emoción».

A esta familia puebleña que ostenta los pendones de la Virgen sí les dio tiempo a hacer –hasta la entrada en vigor del decreto de alarma- parte de los típicos dulces que los mayordomos, con el apoyo de numerosos vecinos, elaboran tradicionalmente para ser repartidos posteriormente entre todos los habitantes de Puebla de Guzmán. Pero por el contrario no les dio tiempo a completar el reparto. Tal es así que los dulces en los que usaron entre otros ingredientes unos 4.000 kilos de sidra y 25 amasijos de tortas, esperan en cajas a que las autoridades sanitarias permitan a esta familia completar el típico reparto.

Lo único que no han podido conservar son 400 de las 800 rosas típicas de miel que elaboraron, las cuales han tenido que tirar porque se trata de un dulce que no aguanta el paso de los días, como el resto. Las otras 400 sí fueron repartidas.

Por último, según concluye Mariló Ponce, este martes «empieza para nosotros una segunda cuenta atrás para la romería del año que viene, esperamos que el tiempo pase rápido y que dentro de un año tengamos salud para disfrutar de nuestra Romería en compañía de la Virgen, como ella se merece».

Mientras tanto arriba, en el Cerro del Águila, donde está la ermita que da cobijo a la Virgen, el panorama estos días ha sido bien distinto al de otros años por estas mismas fechas. En tan singular paraje el trinar de los pájaros y el silbido de una ligera brisa ha sustituido este año al repique de las campanas, al tronar de los cohetes, al canto de la salve, al sonido de los cascos de los caballos subiendo por la ‘Pisá del Potro’, al pastoril son de la gaita y el tamboril a cuyo ritmo trenzan su danza los danzaores, o a los sentidos vivas que los puebleños dedican a su Virgen de la Peña, que en su excepcional soledad de este año, a buen seguro escucha los que desde su interior le están dedicando más que nunca sus devotos.

(Fotografías: Mariló Ponce / Juan José Barrio / Jordi Landero)