La Audiencia Provincial de Huelva ha condenado a un hombre a 20 y medio de cárcel tras entrar a robar en una casa en Cartaya, en cuyo interior estaba su propietaria, a la que agredió sexualmente, amenazó con un cuchillo y lesionó antes de llevarse todo lo que había de valor.
La sentencia impone al condenado una pena de trece años y medio por un delito de agresión sexual; cinco años y un día por un delito de robo con violencia e intimidación en vivienda y con uso de instrumento peligroso; y un año más por cada uno de otros dos delitos de lesiones y amenazas.
También se le impone al condenado tres órdenes de alejamiento a menos de 1.000 metros y comunicarse con la víctima durante los próximos 40 años; y libertad vigilada durante 10 años.
Finalmente tendrá que indemnizar a la víctima con 12.390 euros por las lesiones, 18.699 euros por las secuelas y 8.000 euros más por daños morales.
El tribunal considera probado que el acusado, que cuenta con antecedentes penales a efectos de reincidencia, sobre las 11.00 horas del día 22 de diciembre de 2017 se dirigió a la vivienda de la víctima, en Cartaya, con la intención de cometer un robo en su interior, y que una vez dentro, portando un cuchillo de unos 13 centímetros de hoja, la agarró violentamente por la espalda mientras le tapaba la boca.
La mujer logró zafarse tras un forcejeo, huyendo hacia el exterior del domicilio, donde fue interceptada por él, quien la tiró al suelo boca abajo, sentándose sobre su espalda y amenazándola con el cuchillo.
También se considera probado que el condenado se mantuvo sobre ella amenazándola de muerte si no se callaba y le daba todo el dinero, para a continuación, e impulsado por un sobrevenido ánimo libidinoso, comenzar a moverse repetidamente sobre ella mientras trataba de bajarle los pantalones del pijama y las bragas y mientras la víctima le suplicaba que no la violase.
A continuación, el agresor la condujo hasta el interior de la casa, donde ella cogió un bate de béisbol de su habitación intentando defenderse sin éxito, tras lo cual él le ordenó que dejara el bate, que se quitara el pantalón del pijama y se pusiera sobre la cama, lugar donde le arrancó las bragas y la penetró vaginalmente hasta eyacular en su interior.
La víctima, desnuda de cintura para abajo, trató de nuevo de huir de la vivienda, siendo perseguida e interceptada por el acusado, que la amenazó y la obligó a permanecer allí un largo rato mientras él cogía de dentro de la vivienda el móvil de la víctima y la sábana de la cama sobre la que había perpetrado la violación.
Tras esto se marchó, refugiándose la mujer entonces en el interior del inmueble presa del pánico, cerrando y bloqueando todos los posibles accesos al domicilio y bajando las persianas. El acusado volvió instantes después para, desde fuera, amenazarla con matarla si contaba algo de lo sucedido, permaneciendo la víctima aterrorizada en el interior del domicilio hasta las 16.00 horas de ese mismo día.