Manuel Diego Pareja Obregón se congratula tras la inscripción de la cetrería como Bien de Interés Cultural

Tras casi dos años de trabajo por parte de la Asociación Española de Cetrería y Conservación de Aves Rapaces (AECCA) que preside en cetrero sevillano afincado e hijo adoptivo de Cartaya, la Junta inscribe dicha Actividad en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz

El presidente de la Asociación Española de Cetrería y Conservación de Aves Rapaces (AECCA), el conocido cetrero natural de Sevilla y afincado en Cartaya, municipio onubense del que es hijo adoptivo, Manuel Diego Pareja Obregón, ha mostrado su «enorme satisfacción» tras la  inscripción en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, como Bien de Interés Cultural, de la Actividad de Interés Etnológico denominada Cetrería en Andalucía.

Publicidad.

La resolución, con fecha de 9 de marzo de 2022, ha sido publicada este miércoles en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA) por la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico, lo cual ha sido posible tras casi dos años de trabajo de la AECCA, que ha contado para ello con el asesoramiento de la Fundación Savia y con el apoyo de numerosas instituciones, asociaciones y colectivos de toda la geografía andaluza, destacando en el caso de nuestra provincia la Diputación de Huelva, Ayuntamientos como el de la capital provincial o los de San Silvestre de Guzmán, Lepe o Cartaya, o asociaciones y organizaciones de todo tipo.

En declaraciones a esta redacción, y en nombre de todos los cetreros andaluces, el presidente de la AECCA ha indicado que «ha sido un trabajo arduo, que al final ha dado sus frutos», y que se inició con la creación de una comisión por parte de la AECCA, de la que ha formado parte la Fundación Savia por mediación de su secretario, Antonio Aguilera; además del secretario de la Asociación de Cetreros del Sur (Acesur), José Ignacio Pérez; la bióloga de AECCA Macarena Rodríguez; y los historiadores Rafael Hernández Mancha y Magdalena Pichota.

Para Manuel Diego Pareja Obregón esta inscripción supone un «seguro de vida para la cetrería andaluza», quedando protegido «hasta límites inimaginables» todo lo que rodea una actividad que «es un deporte y un arte que ya se practicaba 200 años antes de Cristo en Andalucía, donde sigue muy viva, contando con numerosos seguidores y cotos habilitados para su práctica».

El presidente de la AECCA ha querido poner finalmente en valor que todos los grupos políticos con representación en el Parlamento de Andalucía hayan respaldado esta iniciativa.

Importancia de la Cetrería para Andalucía

La cetrería o «el arte tradicional y la práctica para mantener, adiestrar y volar aves de presa para obtener piezas (caza) en su estado silvestre y que se ha practicado durante más de 4.000 años» -como la definió la Unesco tras su inclusión en la Lista Representativa de Patrimonio Cultural de la Humanidad en el año 2010-, guarda una estrecha vinculación con Andalucía, un territorio clave para su desarrollo histórico. Se difunde en la Península a través de las cortes medievales andalusíes, cuyos monarcas practicaban esta actividad. Posteriormente es adoptada por los reyes cristianos de Castilla y Aragón, que también la toman como hábito recreativo, extendiéndose al resto de Europa.

La primera cita referida a la cetrería que existe en la Península se encuentra en la obra ‘Etimologías’ de San Isidoro de Sevilla (570-636 d. C.), donde al hacer una clasificación de las aves se recoge textualmente «unas se posan en la mano del hombre, como el halcón». Asimismo, existen abundantes pruebas documentales, artísticas, arqueológicas e incluso aportaciones cetreras andalusíes a la lengua castellana con términos como lonja, copla, gerifalte, prima o neblí.

Este arte de caza, que entrará a formar parte del Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz (CGPHA), con la figura de máxima protección, está también vinculado a diversas artesanías en Andalucía, como la del cuero, el metal, en especial del latón y la alpaca, materiales con los que se fabrican los cascabeles cetreros -denominados prima y bordón-, siendo esta región el único lugar donde se fabrican a día de hoy. La artesanía de la madera o la construcción de posaderos para las distintas especies utilizadas en esta actividad, también están relacionadas con la forma de caza más natural de todas las modalidades cinegéticas.

Desde el punto de vista social, destaca el alto número de cotos sociales y privados en territorio andaluz donde se practica el arte de la cetrería, lo que promueve a su vez la participación de clubes y asociaciones sin ánimo de lucro, la transmisión de las técnicas de adiestramiento de las aves de cetrería, que han pasado de forma oral y escrita durante miles de años, o la labor social de la cetrería en los aeropuertos, donde las aves dirigidas por cetreros velan por la seguridad de los vuelos, limpiando el aire de otras aves en los aterrizajes y despegues.

En este sentido, es necesario subrayar la importancia que tiene la subsistencia de estas aves (halcones, águilas y azores) en los cielos andaluces, ya sea de forma salvaje o domesticada, estando muchas las subespecies protegidas por la Ley de Medio Ambiente y poblando las reservas naturales, lo que facilita el equilibrio de los distintos ecosistemas. A ello se añade la cría en cautividad de las aves de cetrería, actividad también implícita en esta práctica, lo cual supone un revulsivo genético de indudable valor ecológico.

Con la protección de la cetrería como Bien de Interés Cultural se garantiza la perdurabilidad en el tiempo de esta actividad ancestral, que goza de unas singularidades específicas en la comunidad andaluza, y que, en la actualidad, es una actividad recreativa que aglutina tradición, conocimientos sobre biología animal, veterinaria, orfebrería o guarnicionería, así como valores educativos y medioambientales.

El presidente de la Asociación Española de Cetrería y Conservación de Aves Rapaces (AECCA), Manuel Diego Pareja Obregón (Fotografía: Jordi Landero)