El ‘oro verde’, como llaman muchos al aguacate, llega a Huelva. Y lo hace con ímpetu, a tenor de las aproximadamente 1.300 hectáreas que de este novedoso cultivo subtropical se han plantado solo en los tres últimos años en una provincia que no para de innovar, con el principal objetivo de diversificar sus producciones gracias a sus condiciones climáticas, a la calidad de sus tierras y a la disponibilidad de agua para riego.
Las cifras abruman ya que, teniendo en cuenta solo la superficie actualmente plantada y que el árbol alcanza la edad adulta –y por tanto productiva- al tercer o cuarto año de ser plantado, y tomando como referencia una producción media de 5.000 kilos de fruta por hectárea y año, el campo onubense podría estar produciendo en ese horizonte temporal unos 6,5 millones de kilos de aguacates anuales. Una auténtica ‘revolución verde’ que apunta a seguir creciendo en el corto y el medio plazo dado el elevado número de agricultores que en estos momentos se están planteando sustituir parte de sus actuales cultivos por este nuevo producto.
Mucho han cambiado las cosas en la provincia de Huelva desde que, allá por los años 90 del siglo pasado, un productor francés plantó las primeras quince hectáreas de aguacate en una finca del término de Gibraleón. A priori, una auténtica locura, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de un producto subtropical. Finalmente el tiempo ha acabado dándole la razón, especialmente en los tres o cuatro últimos años, en los que una auténtica ‘fiebre del oro verde’ se está apoderando de buena parte del agro onubense.
En esta nueva ‘revolución’ que vive el campo onubense está siendo importante el papel de la Sociedad Cooperativa Andaluza Costa de Huelva, cuyo presidente, Cristóbal Picón, lo vio claro hace ya cuatro o cinco años, y quien considera este fenómeno como un nuevo «salto de la agricultura onubense por la diversificación» ya que según ha relatado a HuelvaCosta.com la idea de sembrar aguacate es el fruto de la «necesidad» de diversificar las producciones en la provincia, lo cual es de «vital importancia» tanto para el empleo como para los productores en relación con las necesidades del mercado: el consumo de aguacate está de moda.
También fueron determinantes en la apuesta por este nuevo cultivo cuestiones como la buena calidad del terreno, la disponibilidad de agua para riego, y su buena adaptación a las condiciones climáticas de la franja que recorre la provincia de este a oeste entre la costa y la zona donde ésta limita con la comarca del Andévalo, marcada por inviernos cada vez más suaves y por la escasez de heladas.
Prueba de todo ello, precisa Picón, es que en el año 2018 la cooperativa que preside plantó 140 hectáreas de aguacate en el paraje de Valdeoscuro (Gibraleón), donde ya se obtuvo la pasada campaña –en el segundo año después de su plantación- unos 1.500 kilos de fruta por hectárea –210.000 aproximadamente-. Un volumen que al final de la presente campaña de recolección –en el tercer año desde su plantación- esperan elevar a más de 5.000 kilos por hectárea, con un volumen total que rondaría el millón de kilos; y que el año que viene –en el cuarto año desde su plantación, con el árbol ya en edad adulta y en fase de máxima producción- podría aumentar hasta un millón y medio o dos millones de kilos de fruta.
En estos momentos los productores de aguacate onubenses que plantaron hace tres o más años están en plena campaña de recolección y, según Cristóbal Picón, «estamos contentos porque la experiencia está siendo satisfactoria, con unas producciones que entendemos normales y que esperamos que, a medida que pasen los años, vayan en aumento».
En materia de empleo, aunque la mano de obra necesaria en este cultivo es menor que la requerida por otros productos como los frutos rojos, para Picón lo importante es que la fase de recolección se produce entre finales de noviembre y principios de marzo, coincidiendo con unos meses en los que «hay menos volumen de trabajo en el resto de producciones onubenses, sobre todo en los berries».
Las ventajas son en este sentido evidentes ya que este cultivo permite al trabajador complementar el calendario laboral anual ocupando un hueco que hasta ahora estaba prácticamente vacío gracias a la concatenación de campañas». Además, añade Picón, los productores «podemos mantener ocupadas las plantillas durante más meses a lo largo del año, dando estabilidad a las empresas desde el punto de vista de la empleabilidad».
Otras virtudes del cultivo de aguacate están en el manejo de las plantaciones, que para el presidente de la Cooperativa Costa de Huelva es «muy distinto al del resto de productos del campo onubense». Así, mientras que los berries son muy perecederos y hay que recolectarlos prácticamente a diario -o cada muy pocos días-, el aguacate «ofrece la posibilidad de ir recolectándolo bajo demanda, según los pedidos que vayan realizando los clientes». «Mientras tanto –añade- la fruta se conserva en perfecto estado en el árbol durante semanas».
Por el contrario es un cultivo «un poco más arriesgado» al estar no estar protegido bajo plásticos, y por tanto más expuesto a las inclemencias meteorológicas. «Teniendo en cuenta que estamos en pleno invierno –añade Picón- corremos el riesgo de que un temporal tire la fruta al suelo, o de que una granizada o una helada le produzca serios daños, echando a perder buena parte de la cosecha».
En materia de consumo de agua, y en base a las experiencias que ya hay en Huelva en relación al nuevo cultivo, los productores sostienen que es «muy similar» al de los berries y los cítricos, si bien su consumo está incluso «un poco por debajo de los primeros», según Picón, quien añade que «estamos logrando reducir el consumo gracias a la implementación de soluciones como el uso de mallas anti hierba, entre otras».
Por su parte Ángel Belzunce, ingeniero agrónomo de la empresa Persea Growers, actualmente inmersa en varios proyectos de nuevos cultivos de aguacates tanto en Huelva como en Portugal, considera que estudios desarrollados en dicho país arrojan consumos de agua «similares a los de los cítricos», al tiempo que se muestra convencido de que el cultivo de este producto «es de los más ecológicos en intensivo al ser de los que menos abonos y tratamientos fitosanitarios requiere». Además, es un árbol que «retiene mucho CO2», concluye Belzunce.
A pesar del gran crecimiento que en el campo onubense está experimentando este fruto subtropical, y de su enorme potencial de crecimiento, Cristóbal Picón no cree que el aguacate llegue a sustituir a los berries, cuya superficie plantada se mantiene año tras año en unas 11.000 hectáreas, o a los cítricos, cuyas producciones están también bastante consolidadas. Más bien, añade, «será un excelente complemento a éstos, y por tanto un cultivo más entre los que ya dispone la provincia».
Villablanca, Gibraleón, Lepe y Ayamonte aglutinan por el momento la mayor superficie plantada de aguacate
La producción de aguacates en la provincia de Huelva se está concentrando, por sus favorables condiciones climatológicas para el cultivo, entre la costa y el límite sur del Andévalo, y sobre todo en la parte más occidental de la provincia.
Según fuentes del sector, los municipios donde en estos momentos se concentran las mayores explotaciones agrícolas dedicadas al aguacate [muchas ya plantadas con uno, dos, tres o cuatro años; otras muchas actualmente en plantación, y un buen número en fase de transformación de las fincas], son Villablanca y Gibraleón, con unas 260 hectáreas cada uno; Lepe (230), Ayamonte (200), Punta Umbría (120), Isla Cristina (60), Villanueva de los Castillejos (50), Cartaya (40)Villarrasa (30), entre Moguer y Palos de la Frontera (15) y Aljaraque (12).
No obstante las fuentes consultadas advierten que se trata de cifras aún «muy aproximadas» ya que a esta superficie habría que sumar las numerosas pequeñas explotaciones de escasas hectáreas que se reparten por estos mismos municipios y por otros como San Bartolomé de la Torre o San Silvestre de Guzmán.
En el caso de la Cooperativa Costa de Huelva, una de las empresas pioneras en el cultivo del aguacate en estos tres o cuatro últimos años, adquirió en 2016 una finca en el paraje de Valdeoscuro (Gibraleón) que está destinando en buena medida a esta producción. Y es que de sus 900 hectáreas totales -650 de ellas de regadío- se plantaron en 2018 las 140 hectáreas que actualmente se encuentran en fase de producción. A ellas se unieron otras nueve en 2020, así como está previsto plantar otras 40 a lo largo del presente año 2022.
Y es que para su presidente, Cristóbal Picón, «nos tenemos que sentir muy orgullosos en Huelva por producir alimentos de máxima calidad ya que prácticamente todos los nutricionistas destacan las numerosas bondades tanto de los frutos rojos, como de los cítricos, y también del aguacate, que «según los expertos tiene cientos de cualidades beneficiosas para la salud».
Como sucede con los berries, los aguacates onubenses están ya siendo exportados a los principales mercados europeos, en el caso de Costa de Huelva a través de la comercializadora Onubafruit, a la que pertenece.