Como la niebla que este sábado envolvía a primera hora de la mañana la ermita de la Virgen de la Peña, situada en el paraje del Cerro del Águila. Así va a dejar la actual pandemia de coronavirus este año de nuevo la romería que en honor a la Reina del Andévalo debía celebrarse durante los próximos días en el municipio andevaleño de Puebla de Guzmán. Uno de los festejos romeros más antiguos de la provincia onubense, que por segundo año consecutivo no podrá celebrarse después de que, desde el inicio en 1635 del libro de cuentas de los mayordomos hasta nuestros días, no haya indicio alguno, ni anotación, que indique que haya sido suspendido, hasta el año pasado.
De esta forma la niebla de la pandemia obligará por segundo año a dejar el caballo en la cuadra, los típicos dulces de la Peña en el obrador, el pregón en el escritorio de su autor, las espadas de los danzaores en la casa de la hermandad, la Virgen en su santuario, o sus pendones en el lugar más destacado de la casa de los mayordomos, así como los trajes de gabacha en sus armarios. Lo que no ocultará, sin duda, es la devoción y el sentimiento de los puebleños por su Virgen, que como el año pasado tendrán que volver a expresar de una forma mucho más íntima.
Los días previos a la romería se están viviendo en el municipio con sensaciones encontradas. Por un lado los vecinos son conscientes de que no queda otra que sacrificar un año más su alegre y emotiva celebración en beneficio de la salud pública; y por otro añoran no poder revivir por segundo año unas vivencias y tradiciones heredadas de siglos y que llevan en los genes.
Ilde Gómez Palacios es la actual presidenta de la Hermandad de la Santísima Virgen de la Peña y en declaraciones a HuelvaCosta.com ha indicado estar viviendo estos momentos con cierta «incertidumbre» por las «limitaciones» a las que obliga la situación. «Como cualquier puebleño –añade- estamos muy aguantados, pero sobre todo deseando recobrar la normalidad para poder celebrar el año que viene nuestra romería con todo su esplendor». Para ello «tenemos que ser ahora muy precavidos y cumplir las normas que marcan las autoridades sanitarias».
Es por ello que este año solo se va a celebrar la misa en honor a la Virgen el próximo domingo, 25 de abril, pero con el aforo de la ermita limitado al 50 por ciento. No obstante, añade Gómez, será retransmitida en directo «para que nadie se queda sin poder disfrutar de ella». Tampoco se ha suprimido el tradicional toque diario de la alborada por parte del tamborilero por las calles del municipio anunciando los días de la Peña, que arrancó este viernes y que no ofrece problemas en relación con la pandemia por tratarse de una sola persona recorriendo las calles, en compañía tan solo de su gaita y su tamboril.
Por el contrario, el plan romero ha establecido la prohibición de cualquier tipo de reunión o concentración en el entorno de la ermita, en el Cerro del Águila, así como desde el sábado hasta el miércoles el corte tanto al tráfico rodado como al paso de caballos, de todos los caminos de acceso a la ermita, permaneciendo solo abierta la carretera principal «para todo aquel que quiera estar un ratito junto a la Virgen, aunque bajo un estricto control para evitar concentraciones». Para ello el santuario abrirá sus puertas todos los días de 8:00 a 21:00 horas desde el sábado hasta el miércoles.
Por su parte la mayordoma de la romería, Mariló Ponce, que de forma totalmente excepcional y por causa de la pandemia lo es desde el Martes de Peña de 2019, tendrá que seguir esperando un año más para poder ejercer como tal y culminar así su promesa. «Nunca se había dado una situación así», explica a esta redacción al tiempo que muestra emocionada los trajes de gabacha que guarda en su armario en espera de que por fin llegue el momento de poder lucirlos. «Ojalá pueda ser el año que viene –apostilla- porque lo único bueno que tiene esto, entre comillas, es poder gozar del privilegio de que los pendones de la Virgen van a estar como mínimo tres años en mi casa, algo totalmente impensable en una situación normal».
Desde el punto de vista sentimental, Ponce afirma que «la del año pasado, cuando estábamos totalmente confinados, fue una Peña muy virtual y vivida desde lo más hondo del corazón», a lo que añade que «la de este año va a ser la Peña de la esperanza, para que en 2022 podamos celebrar nuestra romería con todo su esplendor».
A pesar de todo asegura que tiene «la misma ilusión» que el día que cogió los pendones, aunque «con mucha añoranza, nostalgia y una sensación muy extraña». No obstante se considera una persona «muy positiva» y reconoce que «todo esto es necesario para recuperar la normalidad y la celebración de nuestras costumbres y tradiciones».
En idéntica situación está viviendo estos históricos momentos el pregonero de la Virgen, José Tomás Paulino, quien debía haber ofrecido su pregón el año pasado. Entonces, como ahora, las circunstancias lo impidieron, y este sábado tampoco pudo pregonar a su Virgen de la Peña.
Como los trajes de Mariló esperan en un armario, su pregón aguarda sobre su escritorio el momento en que pueda ser pronunciado, lo cual confía poder hacer el año que viene. Para José Tomás Paulino se trata de una situación «muy atípica», que está viviendo «con mucha resignación», pero al mismo tiempo «con la esperanza de poder ofrecer su pregón a la Virgen en el 2022».
Finalmente Paulino asegura que, aunque tiene la oportunidad de hacerlo, «no le he cambiado al texto ni una coma, ni lo voy a hacer, porque desde el primer momento en que se me dio esta oportunidad siempre tuve muy claro cómo iba a ser mi pregón».
Una romería sin caballos
Uno de los principales elementos, no solo de la Romería de la Peña, sino del pueblo con más caballos ‘per cápita’ de la provincia, es sin duda este elegante équido. De hecho las caballerías son de los momentos más vistosos de esta celebración romera, y los aficionados a la hípica se cuentan por centenares en esta localidad andevaleña de apenas 3.092 habitantes.
Pero una vez más la seguridad sanitaria manda y el plan romero de este año ha obligado a prohibir el uso de estos animales durante los días de la Peña «con el principal objetivo de evitar situaciones futuras desagradables por un repunte de casos».
Así lo ha explicado el alcalde, Antonio Beltrán, quien ha precisado que «quizás sea ésta la decisión más difícil adoptada en el marco del plan romero», y quien ha adelantado que «habrá detractores que tendrán todo el derecho a expresar sus críticas», a pesar de lo cual asegura asumir «toda la responsabilidad porque es mi deber, porque es lo que recomiendan las autoridades sanitarias, y porque siempre voy a preferir contabilizar críticas antes que casos y fallecidos por coronavirus, familias destrozadas o economías hundidas».
La medida afecta a todo el casco urbano del municipio, así como a todos los caminos de acceso a la Peña y a las inmediaciones de la ermita y estará en vigor desde las 00:00 horas de la noche del viernes 23 al sábado 24, hasta las 00:00 horas de la noche del martes 27 al miércoles 28.
La medida también cuenta con el respaldo tanto de la Hermandad de la Santísima Virgen de la Peña, como de la Asociación Hípico-Cultural del Andévalo, de Puebla de Guzmán.