Un equipo de investigación de la Universidad de Huelva ha diseñado un suelo artificial que combina residuos de aguas depuradas e industrias metalúrgicas para recuperar áreas degradadas por la actividad minera. Este sustrato, llamado tecnosuelo, ha demostrado su efectividad en la recuperación de tierras contaminadas por metales, como las provenientes de la mina de Río Tinto.
El equipo de investigación, en colaboración con la empresa DSM Valorización y la alianza europea ‘Sustainable Horizons’, ha publicado los resultados de sus ensayos en la revista Science of The Total Environment. En el artículo, titulado ‘Unveiling a Technosol-based remediation approach for enhancing plant growth in an iron-rich acidic mine soil from the Rio Tinto Mars analog site’, se detalla el proceso de creación de este sustrato y su aplicación en la recuperación de suelos contaminados.
El suelo artificial, compuesto por residuos no peligrosos de las empresas cercanas a las minas, tiene dos acciones principales: neutralizar la acidez del suelo y evitar que los metales sean absorbidos por las plantas o contaminen el agua subterránea. Los investigadores han utilizado lodos de estaciones depuradoras de agua y escorias de la industria siderúrgica, debido a su capacidad para retener agua, aportar materia orgánica y nutrientes esenciales, y ayudar a neutralizar la acidez del suelo.
Para comprobar la efectividad del tecnosuelo, se realizaron ensayos en laboratorio y en macetas con plantas de mostaza india, una especie resistente a condiciones adversas y capaz de biorremediar suelos contaminados. Los resultados confirmaron que el suelo artificial reduce la acidez y las concentraciones de metales solubles, lo que permite el crecimiento de la vegetación.
Además de su aplicación en la recuperación de suelos mineros, los investigadores destacan la importancia de estos estudios para la astrobiología. Debido al parecido de los suelos estudiados con los de Marte, estos conocimientos podrían abrir nuevas vías de investigación para determinar si es posible modificar la superficie marciana para hacerla más habitable.
Este proyecto ha sido financiado por la Consejería de Universidades, Investigación e Innovación de la Junta de Andalucía y se espera que en un futuro próximo se puedan realizar ensayos en condiciones de campo y llevar la producción del tecnosuelo a una planta piloto o industrial. Con esta técnica, se podría contribuir a la recuperación ambiental de tierras degradadas por la actividad minera, tanto en la Tierra como en otros planetas.