‘Ecologistas en Acción’ otorga este año Banderas Negras a la Playa de La Antilla y a la Ría de Huelva

En el primer caso el triste distintivo responde a la “ocupación indebida, e ilegal en algunos casos” de la playa, y en el segundo a “contaminación”

Playa de La Antilla (Lepe)

Un año más, después de una nueva inspección de los más de 8.000 kilómetros de nuestras costas, Ecologistas en Acción ha presentado su informe ‘Banderas Negras 2023’, que otorga un total de 48 de estos distintivos en toda España: dos por provincia y ciudad autónoma -una bandera por contaminación y otra por mala gestión ambiental-.

Como años anteriores, el informe de 2023 recoge las situaciones de afección ambiental más graves, pero no todas, que “por desgracia podrían ser muchas más”.

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En la provincia de Huelva, el triste distintivo ha sido este año para la Playa de La Antilla (Lepe), y para a la Ría de Huelva.

En el primer caso la Bandera negra responde a la “ocupación indebida, e ilegal en algunos casos”, lo que a juicio de EA “impide los flujos de arena y la formación natural de frentes dunares, dejándola sin protección ante temporales”.

Según EA, “enormes chiringuitos, edificaciones y una carretera, invaden el espacio de la playa, y la presión continua de actuaciones para defenderlos origina un constante despilfarro de dinero público en realimentaciones de arena, que ha culminado con el proyecto de construir un espigón, recientemente aprobado y anunciado”.

En el caso de la Ría de Huelva, la Bandera Negra ha sido otorgada por contaminación ambiental.

Según explica EA, año tras año “observamos problemáticas similares a las anteriores, aunque sin duda uno de los mayores problemas a los que nos enfrentamos es a la turistificación y urbanización de nuestro litoral. De las 48 banderas negras otorgadas este año encontramos: 17 por urbanización de la costa, a veces incluso invadiendo el Dominio Público Marítimo-Terrestre; 12 por vertidos, deficiencias en los sistemas de saneamiento y graves problemas de depuración; 6 por contaminación química, lumínica y/o acústica; 6 por afecciones a la biodiversidad; 3 por acumulación de basuras marinas; y 2 por dragados y ampliaciones portuarias sin justificación; entre otras.

La organización ecologista destaca por primera vez este año “una problemática que hasta ahora no habíamos denunciado: la proliferación de playas caninas designadas sin una evaluación previa de impacto ambiental”. Y es que, “pasear con perros por entornos naturales se ha convertido en una actividad muy popular en todo el mundo, que plantea una serie de problemáticas medio ambientales y desafíos que deben ser abordados de manera responsable por parte de las administraciones y de la sociedad. Numerosos estudios científicos evidencian el elevado impacto que el paseo con perros causa sobre la fauna litoral, principalmente a las aves, pues es el hábitat exclusivo de alimentación, descanso y reproducción para muchas de ellas. Los efectos negativos de esta actividad se cuantifican muy por encima del resto de tipos de molestias analizadas”.

Según prosigue, “no se trata de demonizar a ningún animal, ni a las personas que los acompañan, sino de entender la interacción que se produce entre ellos: las aves perciben al perro como predador y éste a ellas como presa. Cuando permitimos que un perro persiga a las aves, aunque no las atrape, causamos en ellas un importante estrés, les impedimos o dificultamos la obtención de alimento, las privamos de descanso y las obligamos a invertir un elevado gasto energético en tener que huir”.

Además, añade, “los dueños de los perros deben ser conscientes de que esto no sólo sucede una vez con su perro, si no que sucede de forma habitual con muchos de los perros que visitan las playas a lo largo del día y todos los días. Este gasto excesivo se salda con un deficiente estado físico que conlleva la reducción de la reproducción y supervivencia de aves como los zarapitos o los chorlitejos”.

En este sentido, para EA “la designación de playas caninas es una iniciativa en auge tomada por ayuntamientos, en la que, habitualmente, no se tienen en cuenta criterios medioambientales y en la que son seleccionadas aquellas playas consideradas de menor valor turístico, que paradójicamente suelen coincidir con las que presentan mayor valor ecológico. Desde Ecologistas en Acción consideramos que debería ser al revés”.