El pasado viernes, Marruecos sufrió un terremoto mortal que dejó siete réplicas de entre 3,4 y 4,1 grados. Estas réplicas han hecho que los habitantes de las aldeas próximas al epicentro recuerden el miedo sentido hace tres días. Según el Instituto Geográfico Nacional (IGN) de España, entre las 1.10 y las 20.59 horas GMT se sucedieron siete réplicas, la más importante de 4,1 grados.
En la aldea de Tnirt, ubicada a tan solo 10 kilómetros del epicentro del terremoto, a las 20.30 hora local (GMT+1) se notó un temblor que sorprendió a un grupo de aldeanos intentando sacar de los escombros el cuerpo de una mujer sepultada. El IGN registró un terremoto en la zona de 3,9 grados y profundidad de 23 kilómetros. Los aldeanos gritaron el temblor y se alejaron rápidamente de los escombros al temer que una pared agrietada cayera sobre ellos.
Según el último balance oficial, el número de víctimas por el terremoto es de 2.862 muertos y 2.562 heridos. Cuatro días después del siniestro, equipos de rescate desplazados por las ONG Bomberos Unidos sin Fronteras (BUSF) y Bomberos para el Mundo a la zona de Marruecos afectada por el terremoto descartan, casi al 100 %, encontrar a alguien con vida bajo los escombros.
En la zona, los efectivos de las ONG continúan con las tareas de apoyo al ejército para descartar la existencia de supervivientes antes de meter maquinaria pesada. Además, se realizan análisis de necesidades de los hospitales, albergues y otros lugares asistenciales para enviar ayuda humanitaria.
Las consecuencias del terremoto de Marruecos son devastadoras. El número de víctimas es cada vez mayor y las réplicas sienten aún los habitantes de la zona. Los equipos de rescate se encuentran trabajando en la zona para descartar la existencia de supervivientes y para brindar ayuda humanitaria. Es un momento difícil para todos, pero el pueblo marroquí muestra una gran resiliencia y solidaridad.
