Apenas cinco meses después de sacar a la calle su primer libro, ‘El Rompido que Viví’, una obra con carácter autobiográfico escrita con sencillez, entusiasmo, sentimiento y solidaridad por Antonio Burgos (63 años), un vecino de este enclave costero onubense aquejado de párkinson, cuya recaudación está destinando íntegramente a la lucha contra esta enfermedad a través de la Asociación Huelva Párkinson (AUPA), la necesidad de ampliar sus potenciales compradores le han llevado a traducirlo al inglés.
Una labor que ha llevado a cabo la ciudadana británica afincada en El Rompido Jane Nic Eamoine, quien destacó el pasado fin de semana durante la presentación de dicha publicación que la mayor complicación a la hora de pasar del lenguaje de Cervantes al de Shakespeare la obra de Burgos ha sido el lenguaje llano y coloquial, y las expresiones locales, usadas por el autor en su versión original en castellano de la obra.
Según destacó en la presentación el propio Burgos, el objetivo principal de la iniciativa no es otro que seguir apoyando a la Asociación Huelva Párkinson (AUPA) aprovechando la gran cantidad de turistas de habla inglesa que cada año visitan El Rompido, se alojan en sus hoteles y juegan al golf en sus campos, ofreciéndoles un libro en su propio idioma, en cuyas páginas se describe la idiosincrasia, historia y particularidades de este enclave de origen marinero en el que se crió y donde reside el autor.
Antonio Burgos Ramos (El Rompido, 1954), a sus 63 años y sin ninguna experiencia previa lanzó al mercado su primera “aventura literaria” el pasado mes de diciembre bajo el nombre de ‘El Rompido que viví’, un libro escrito en primera persona en el que narra las vivencias y anécdotas de toda una vida dedicada a la mar en El Rompido, guiado solo por sus sentimientos y empujado por las personas a las que tiene más cerca y por su solidaridad hacia los enfermos de párkinson, colectivo del que él mismo forma parte.
Como el propio autor señaló a esta redacción, en su libro hay momentos en los que el lector “se ríe”, mientras que en otros “llora de emoción”, pero sobre todo conoce cómo era El Rompido durante su niñez, sus tradiciones ligadas a la mar, sus gentes, su familia marinera y su evolución en los últimos 60 años, en los que dicho enclave ha reconvertido su actividad de la pesca al turismo, aunque sin perder su esencia marinera.
El mismo autor, también reconvertido en lo personal de la pesca en la mar a la acuicultura, es el primero en reconocer que el principal atractivo de su primer libro no está en sus dotes literarias, sino en el sentimiento que ha puesto en cada una de las palabras y frases escritas de su puño y letra “desde el corazón” y con la intención de poner de relieve su “sabiduría natural” mediante la narración de su “propia vida”.
Antonio Burgos señaló por otra parte que ‘El Rompido que viví’ es un homenaje a su padre Antonio Calentura, a su madre Fernanda, a su mujer Mari, a una “gran amiga de la infancia” ya desaparecida, Elena Ugarte, que según sus palabras fue la “verdadera inspiradora e impulsora de esta humilde obra”. Igualmente asegura que hace extensiva su dedicatoria “a todas las gentes de El Rompido que han pasado ante el espejo de mi vida, los que aún están, y los que ya se han ido”.
‘El Rompido que viví’ consta de una quincena de capítulos repartidos en 127 páginas, tratándose de una sencilla y fresca obra donde Burgos describe la infinidad de anécdotas e historias que conoce de su pueblo y sus habitantes, con un estilo fácil y ameno de leer. A lo largo de los quince capítulos cuenta historias, por ejemplo, de su nacimiento, su infancia, su servicio militar, su vida en la mar, su familia, su primo ‘Ofi’, anécdotas y ocurrencias de su padre, el verano en El Rompido o las gentes de dicho enclave.
La versión inglesa del libro fue presentada en un conocido establecimiento hostelero de El Rompido y en el acto acompañaron al autor la traductora británica, responsables de AUPA y autoridades locales, entre ellas el concejal de Turismo en el Consistorio cartayero, Bernardo Hurtado, o el edil socialista Alexis Landero, quienes tuvieron palabras de aprecio y agradecimiento hacia el propio Burgos.
Nada más concluir el acto fueron varios los ciudadanos de habla inglesa que adquirieron ejemplares de la versión inglesa del libro, los cuales fueron dedicados por Burgos de su puño y letra.