La Asociación de Vecinos El Rompido ha lamentado que el suministro eléctrico en este núcleo costero “lleva una década sin cumplir los estándares mínimos de calidad, ocasionando cuantiosas pérdidas”. Según ha indicado dicho colectivo en un comunicado, los valores de tensión eléctrica y ausencia de interrupción del suministro, dos de los principales parámetros de calidad, “incumplen los mínimos legales”.
En este sentido explican que la tensión eléctrica en España es de 230 voltios, no debiendo exceder los 247 voltios según la normativa vigente. Sin embargo, la tensión media en zonas de El Rompido como la urbanización Río Piedras es de 250 voltios durante la mayor parte del año, alcanzando frecuentemente picos de hasta 326 voltios, “según mediciones realizadas por personal cualificado con aparatos homologados”.
Por otra parte señalan que la normativa establece que no deberán excederse las 22 interrupciones del suministro ni un tiempo de corte anual superior a las 20 horas. Estos valores “han sido ampliamente superados en El Rompido” según los vecinos, que “ha sufrido apagones como el del 3 de julio del verano pasado, con más de 20 horas de duración”.
También explican que “aunque las movilizaciones vecinales de 2014 lograron que Endesa redujera los más 300 ‘microcortes’ anuales registrados durante la última década, los apagones persisten”.
Por todo ello piden más inversiones en la mejora de las infraestructuras, Y es que según dicha asociación el crecimiento de la demanda eléctrica asociada al aumento de la población y al turismo “no ha ido acompañada de inversión en infraestructuras eléctricas, que resultan insuficientes para la demanda actual”.
Ello “merma la calidad de vida de las personas y ocasiona cuantiosos gastos por averías en electrodomésticos y pérdida de bombillas”.
David Calderón, secretario de la asociación, ha señalado que «tal como cumplimos los vecinos pagando una de las facturas eléctricas más caras de Europa, deben cumplir la compañías ofreciendo un servicio de calidad. Para ello, deben revisarse y adaptarse los centros de transformación y otras infraestructuras eléctricas a las necesidades actuales de la población».