Opinión: Carta abierta a los líderes y lideresas

Autor: Sebastián Ramos.

Estimados líderes y lideresas de los diferentes partidos políticos, agrupaciones de electores, confluencias, círculos y algún que otro presidente de comunidad con vecinos díscolos:

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Por la presente, los internautas, facebukeros, twitteros y otros «eros» quisiéramos pedirles encarecidamente, a los que escriben con faltas de ortografía, que se corten un poquito a la hora de comentar, colgar, twittear, narrar en los perfiles propios y del partido al que representan. Por favor, dejen eso para los profesionales, sean tan modernos como Rajoy y Sánchez que tienen sus equipos para estos menesteres (Iglesias y Rivera son la excepción…, bueno, y Celia Villalobos, aunque éste es un caso perdido).

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Tengan ustedes presente que son personajes públicos de cierto interés, seguidos en las redes sociales por lo que dicen y cuentan, juzgados y cotilleados por muchos más. Ya se lo adelanto, desconectar el corrector ortográfico fue una mala idea, porque luego vienen las lamentaciones. «Asín que» no se escribe, señora alcaldesa, ni tampoco contestarle «Papau» a uno de los despedidos en el ERE municipal. Estará usted conmigo que es una falta de respeto. Lo que le hayan dicho seguramente también, pero el otro no es el alcalde de Isla Cristina.

Que el presidente de tu país no sepa inglés y se pegue toda una rueda de prensa con cara de estreñido mientras habla su homólogo (y que no falle la traducción simultánea), es de vergüenza ajena, lo ídem ocurre con ciertas patadas al diccionario que les endosan algunos de nuestros ilustres mandatarios.

Y aunque no hay que tomárselo a broma, es sano frivolizar sobre ciertas conductas para que tomen nota. Lo que ya no es tan simpático son los insultos, exabruptos, bestialidades y guarradas que lanzan algunos seguidores acérrimos. Estos individuos son peligrosos, tanto para el oído, como para la mente, y por supuesto, un pésimo ejemplo para los niños y jóvenes.

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Que un conocido fan Graoista se atreva a contestar a una señora públicamente, diciéndole «tía cerda», «pelota, cállate ya que me estás calentando los cojones», «lameculos» y otras lindezas porque le contradijo en un comentario, es de juzgado de guardia. Este señor debería hacérselo mirar médicamente pero su lideresa, a la que defiende de forma tan radical y sin miramientos, debería llamarle la atención, porque si no lo hace, se está de parte del maltratador dialéctico.

Un poco mas de «por favor» y reconecten sus correctores ortográficos, el planeta se lo agradecerá. 

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