Solo unos pocos afortunados, concretamente el personal de mantenimiento de la Autoridad Portuaria de Huelva, tienen habitualmente la oportunidad de disfrutar de las espectaculares vistas que de todo el litoral onubense pueden divisarse desde el faro de El Rompido.
Una majestuosa atalaya situada sobre la punta más saliente de la margen izquierda del río Piedras, junto a El Rompido, constituida por una torre cilíndrica blanca de unos cuatro metros de diámetro cuya parte más alta se sitúa a 43 metros sobre el nivel del mar, y a 29 sobre el terreno en que está enclavada.
No obstante este característico conjunto arquitectónico está formado por dos faros, uno antiguo, ya en desuso, y el que presta servicio a los navegantes desde el año 1976.
El faro más antiguo, construido en 1861 con aparato de tercer orden y luz fija variada por destellos de 4 en 4 minutos tenía un alcance de 14 millas, siendo su lámpara original de aceite de oliva. Fue construido con el propósito de cubrir con una luz de costa desde la desembocadura del Guadiana hasta los ríos Tinto y Odiel, mientras que para balizar la barra del Terrón se colocarían dos luces fijas blancas de enfilación que se encendieron en 1864.
No obstante, en 1885 se aprobó una propuesta para cambiarlo por otro en Punta Umbría, que finalmente no se llevó a cabo. En 1919 se puso una instalación de petróleo por incandescencia y se acopló al aparato original un sistema de pantallas giratorias que producían una apariencia de grupos de 2+1 ocultaciones con 16 millas de alcance. En 1928 volvió a cambiarse para distinguirlo mejor del faro del Picacho y se le dejó con una de grupos de 2 destellos blancos cada 5 segundos. Para ello se cambió el sistema de pantallas por otro de lentes giratorias. En 1934 se automatizó con una instalación de acetileno y destellador. Su óptica está actualmente expuesta en el Centro de Recepción y Documentación del Puerto de Huelva.
Finalmente, en 1975 se decidió construir una nueva torre, ya que la antigua no permitía el recrecimiento necesario de 15 metros, que entró en funcionamiento en 1976 y que es muy similar al faro que se encuentra a la entrada del puerto de Huelva.
La estampa de los dos faros de El Rompido es una de las imágenes más reconocibles y características del litoral onubense y actualmente pueden visitarse, en el caso del nuevo, de la mano de la Autoridad Portuaria de Huelva, que lo gestiona, y acompañados por personal de Platalea, la empresa encargada de las visitas guiadas gratuitas.
Las visitas al faro viejo, por su parte, son gestionadas por la Asociación de Vecinos Río Piedras de El Rompido.
De esta forma entre las diez de la mañana y las dos de la tarde, y de diez en diez, cientos de personas están pudiendo disfrutar, los días programados para las visitas, de las privilegiadas vistas que desde el faro pueden divisarse, eso sí, después de hacer un poco de ejercicio subiendo los 114 peldaños de su escalera interior de caracol.
Como contraprestación, los visitantes también pueden preguntar a los guías de Platalea cuántas dudas les suscita la visita a lo largo del recorrido. Sin duda, la pregunta más repetida tiene por objeto conocer obligada el alcance nominal nocturno del faro, que es de 27 millas náuticas (unos 37 kilómetros), gracias a los tres grupos de cuatro lámparas de 200 vatios con que está dotada su luminaria, que emiten un doble destello cada cinco segundos.
Más información sobre las fechas para las visitas: en las páginas web de la Autoridad Portuaria de Huelva y Platalea.