La Hermandad de San Isidro Labrador de Cartaya ha homenajeado al artista onubense de ascendencia cartayera José María Carrasco Sala (42 años), tras la reciente consecución por parte de éste de una de las Medallas de Oro que cada año otorga el Foro Europa 2001 y que fueron entregadas el pasado viernes, 25 de noviembre en el transcurso de una cena de gala con la que dicha institución celebró su XX Aniversario.
Y es que al margen de la ascendencia cartayera del polifacético artista, se da la circunstancia de que es el autor de las pinturas murales que decoran desde el año 2014 las paredes interiores del edificio de la Ermita de san Isidro de Cartaya, la cual alberga la imagen del Patrón de los Agricultores en cuyo honor los cartayeros celebran cada mes de mayo su romería.
De esta forma, y en un acto celebrado en dicha ermita, Carrasco Sala presentó a los miembros de la Junta de Gobierno de la Hermandad de San Isidro, así como a los hermanos que se dieron cita en dicho lugar, la Medalla que le fue entregada unos días antes en Madrid.
Durante su intervención, el artista ofreció dicha medalla a la propia hermandad cartayera ya que según explicó se trata de un galardón “por mi trayectoria artística y profesional, y entre mis obras destacan los murales de la Ermita de San Isidro que realicé en 2014”. Igualmente destacó que además de sentirse cartayero en gran medida “porque mi abuela era de aquí”, en esta localidad también “me han acogido de una forma excepcional”, y por ello “ofrezco la Medalla no solo a la Hermandad de San Isidro Labrador, sino en general a todo el pueblo de Cartaya”.
Sobre las pinturas murales de la ermita cartayera, Carrasco Sala destacó que se trata de un trabajo en el que lleva años trabajando y que aún no está concluido, siendo “a día de hoy quizás el mayor referente de mi trayectoria en cuanto a estilo contemporáneo e innovador, y también en cuanto a volumen”. No en vano, y en palabras del propio artista “es uno de los trabajos en los que he puesto más cariño, y quizás de los más reconocidos, puesto que la ermita se ha convertido en uno de los referentes de los edificios de este tipo de toda la provincia de Huelva por lo arriesgado de una apuesta innovadora, contemporánea y moderna, pero que no pierde el sello de referente andaluz”.
MEDALLA DE ORO DE LOS REYES CATÓLICOS
Las Medallas de Oro de los Reyes Católicos son un notorio reconocimiento europeo por la dilatada trayectoria profesional en el mundo de las artes de José María Carrasco, el cual ha desarrollado su carrera artística en el campo de la joyería, orfebrería, pintura y diseño. Carrasco Sala se ha formado en Sevilla, Madrid, Huelva y Florencia, pudiéndose contemplar obras suyas actualmente en Ámsterdam, Madrid, Gijón, Sevilla, Málaga, Jaén y Huelva, donde reside y desarrolla su carrera. Cabe destacar que también ha sido premiado por el Ayuntamiento de Sevilla y es Hermano Distinguido y Honorífico de varias Hermandades.
Cabe destacar la importancia de este reconocimiento ya que entre los galardonados de años anteriores están, entre otros, la escritora Carmen Posadas, el periodista Luis del Olmo, el que fuera Ministro Josep Piqué o el expresidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas.
José María Carrasco sala estuvo arropado en el acto celebrado en Cartaya por el presidente de la Hermandad de San Isidro Labrador, Julián Pérez Segura; así como por los miembros de su Junta Directiva; los hermanos mayores de este año; y miembros de la Corporación Municipal, entre ellos el alcalde, Juan Polo, quien anunció la próxima colocación de una placa conmemorativa o mosaico en reconocimiento a la labor realizada por el artista en la Ermita de San Isidro.
LOS MURALES DE LA ERMITA DE SAN ISIDRO
Después de haber diseñado y realizado carteles para la Hermandad del Rocío de Emigrantes de Huelva, para la Patrona de la capital onubense con motivo de su cincuentenario, o pinturas murales para los laterales de la casa hermandad de Emigrantes y de la Peña Flamenca de Huelva, José María Carrasco Salas concluyó en el año 2014 la primera fase del hasta entonces el trabajo más ambicioso de toda su trayectoria: las pinturas murales de la ermita de San Isidro Labrador de Cartaya.
“Yo nunca había pintado una cúpula tan grande como esta, que supera los 100 metros cuadrados” aseguró entonces, cuando contaba con 39 años de edad. Un trabajo que le obligó a estar durante seis meses ‘colgado’ sobre un andamio del techo de dicho edificio ubicado en pleno pinar cartayero.
Además, prosiguió, también ha sido todo un reto porque tenía que transformar un edificio caracterizado por la horizontalidad y las líneas rectas en una ermita acogedora y agradable. En definitiva, tenía que “dar calor y acogimiento a un edificio totalmente diáfano.
Para ello se basó en la técnica pictórica del ‘trampantojo’, muy usada en el barroco, y con la que se intenta engañar la vista jugando con el entorno arquitectónico (real o simulado), la perspectiva, el sombreado, el color y otros efectos ópticos y de fingimiento para obtener lo que técnicamente se conoce como una ‘realidad intensificada’ o, lo que es lo mismo, una ‘sustitución de la realidad’.
En este caso, lo más complicado fue transformar en una cúpula redonda mediante esta técnica la pirámide o tejado a cuatro aguas que conforma la cubierta del presbiterio de la ermita, lo cual finalmente logró ‘ocultando’ o ‘disimulando’ las aristas de los planos rectos de dicha techumbre a base de pintura mural.
“He pretendido que al visitante se le vaya la mirada hacia arriba cuando entra en la ermita y, para ello, ha sido básico convertir con el ‘trampantojo’ un techo a cuatro aguas en una cúpula redonda” aseguró. “Se trata –prosiguió- de transformar un elemento arquitectónico originariamente muy plano el algo mucho más dinámico dinámica y tridimensional eliminando líneas rectas”.
Por otra parte, con las pinturas murales de la cúpula de la ermita cartayera quedó concluido un proyecto decorativo mucho más amplio iniciado varios años antes y a cuyo frente siempre ha estado Carrasco. El proyecto se inició con las pinturas del altar mayor, para proseguir con las colgaduras del interior de la ermita, el decorado de algunos de sus elementos externos como las columnas de sus soportales o la espadaña del campanario.
Por su parte, el presidente de dicha hermandad, Julián Pérez Segura valoró entonces muy positivamente el trabajo de Carrasco, y explicó que el objetivo de la hermandad no es otro que hacer algo del agrado de los cartayeros y de todos aquellos que visitan la ermita. Pérez Segura subrayó igualmente la colaboración de todo el pueblo y la implicación y el esfuerzo de los hermanos y de la junta directiva de la hermandad, que organizó durante todo el año numerosos eventos para recaudar los fondos que posibilitaron la realización de estos trabajos.
Para Carrasco ha sido un trabajo “duro pero bonito” y, según su propia descripción, las pinturas murales son una composición de cuatro óvalos con la representación de los evangelistas, que se completa con profusos motivos ornamentales vegetales y con la decoración de cuatro nuevas ventanas, la decoración cromática del altar, y las pinturas de los laterales destinadas a separar el los muros laterales de la techumbre.
Carrasco se mostró convencido de que gracias a estos trabajos esta ermita “ha creado un antes y un después en cuanto a este tipo de edificios religiosos en el campo, ya que se ha convertido en una referencia que ha creado un precedente porque las ermitas de campo de este tipo suelen ser muy distintas y mucho más austeras”.