Vigas de hierro o macetones justo en las rampas de acceso a las aceras, ausencia de rampas en el bordillo de acceso al centro de mayores, falta de señalización horizontal correcta en los aparcamientos reservados a minusválidos o cartelones publicitarios en algunas de ellas es el desolador panorama que describe de El Rompido Guillermo Pons García.
Y es que este vecino de dicho núcleo costero perteneciente al término municipal de Cartaya es parapléjico desde hace ya casi tres décadas como consecuencia de un accidente de tráfico, lo cual le obliga a desplazarse como peatón en silla de ruedas.
Tal es el problema de movilidad al que se enfrenta diariamente Pons García a la hora de moverse por las calles de su pueblo, que ha decidido remitir una queja a la oficina del Defensor del Pueblo de Andalucía, al que expone en primera persona su caso.
En su escrito, al que ha tenido acceso GuelvaCosta.com, Guillermo Pons señala que su problema ya lo ha “hablado verbalmente con el señor alcalde de Cartaya” (el independiente Juan Polo), al que ha advertido “sobre los obstáculos” que “sobre todo en verano”, se encuentra diariamente a la hora de desplazarse por las calles y aceras de El Rompido.
En este sentido enumera algunos de ellos, de los que adjunta al Defensor del Pueblo Andaluz numerosas fotografías realizadas por él mismo. Pons García destaca que “no tenemos un aparcamiento en el ambulatorio, el hogar del pensionista tiene rampa en la entrada pero no en el bordillo, han puesto vigas de hierro en los accesos de la aceras porque aparcan camiones de reparto, y como destrozan los voladizos de las viviendas, nosotros (en referencia al colectivo de discapacitados) tenemos que ir por el centro de la calle, los aparcamiento para discapacitados tienen que estar pintados en azul y no lo están, y en ellos además aparca cualquiera”.
Guillermo Pons García también asegura al Defensor Andaluz quedarse “sin palabras” ante la existencia de un “poste” publicitario “en la plaza de aparcamiento para minusválidos habilitada junto al edificio del Ayuntamiento” (esto último ya en el casco urbano de Cartaya).
Este vecino de El Rompido también asegura en su escrito venir reclamando “más plazas de aparcamiento para minusválidos” ya que según sus palabras “cada vez somos más las personas con discapacidad y, lo peor, es que dichas plazas la suelen estar ocupadas por personas que no tienen discapacidad, pero sí la tarjeta azul de algún familiar”.
Otras quejas de Guillermo Pons García por este mismo motivo son la ausencia de rampas para discapacitados en la oficina de Correos o en el cuartel de la Guardia Civil de El Rompido; la falta de adaptación de los bordillos de las aceras que dan acceso a los pasos de peatones; la existencia de señales verticales de regulación del tráfico en medio de las aceras; la existencia de contenedores de basura sobre plazas de aparcamiento para personas con discapacidad; la existencia de macetones que no dejan a un discapacitado acercase a la playa; o la presencia de obstáculos en medio de las aceras
Ante esta situación Guillermo Pons García concluye preguntándose “¿y el alcalde qué?” a lo que añade que “para este señor somos residente de tercera categoría”.