Un año más, Ecologistas en Acción ha elaborado un informe donde se detallan las playas más contaminadas del litoral español. En esta ocasión, son casi medio centenar las playas donde ondea la bandera negra, entra las que se encuentran la playa lepera de La Antilla, y la de la Ría de Huelva.
La organización ha otorgado dos por provincia o por comunidad autónoma costera, 48 en total, el mismo número que en los últimos años.
Este 2022, por primera vez, una playa ha obtenido esta distinción por la contaminación causada por los filtros de las cremas de protección solar.
La ONG ha presentado en Vigo (Pontevedra) el XVII informe Banderas negras, que analiza 8.000 kilómetros de las costas españolas y otorga un banderín por contaminación y otro por mala gestión ambiental a cada una de las provincias litorales. Así, ha otorgado 5 banderas negras por afecciones a la biodiversidad; 3 banderas por erosión de las costas; 3 por acumulación de basuras marinas; 4 por dragados y ampliaciones portuarias sin justificación; 4 por afecciones a consecuencia del desarrollo de zonas industriales próximas a la costa; 10 por urbanización de la costa, a veces incluso invadiendo el dominio público marítimo-terrestre.
Además, ha designado 14 banderas negras por vertidos, deficiencias en los sistemas de saneamiento y graves problemas de depuración y otras 4 por otras razones como la acuicultura o la contaminación química.
Por primera vez en el informe otorga una bandera negra al impacto de los filtros que llevan las cremas de protección solar y que constituyen un importante agente contaminante. En concreto, el informe recoge el ejemplo de Nerja (Málaga) donde la masificación turística se suma a las características concretas de las calas del Paraje Natural de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo, con playas semiconfinadas, es decir, con poca hidrodinámica.
Esta combinación supone que el impacto de los filtros solares constituyan un importante peligro para la biodiversidad protegida de este paraje natural. Las cremas solares pueden contener sustancias como los disruptores endocrinos, entre otras, que no solo afectan a la salud de los seres humanos si no también la de mares, ríos o lagos.
Por otro lado, el informe retira la bandera negra a dos playas, que han mejorado su situación por la nueva depuradora de Barbate (Cádiz); el arreglo del emisario de Roquetas de Mar (Almería) y la ampliación de la depuradora para incluir el tratamiento terciario y aprovechar el agua regenerada.
La ONG destaca también las iniciativas políticas, administrativas y judiciales espoleadas por la presión social llevadas a cabo en el Mar Menor (Murcia). En este caso, no ha quitado la bandera negra pero la ONG destaca que se están observando algunas mejoras a consecuencia de la presión social, pese a que aún queda «mucho por hacer» en el Mar Menor. Estas son las 48 banderas negras a las playas de España que ha otorgado Ecologistas en Acción.
Lo que dice el informe sobre la playa de La Antilla:
Motivo: La ocupación indebida, e ilegal en algunos casos, de la playa de La Antilla impide los flujos de arena y la formación natural de frentes dunares, dejándola sin protección ante temporales. Enormes chiringuitos, edificaciones y una carretera invaden el espacio de la playa y la presión continua de actuaciones para defenderlos origina un constante despilfarro de dinero público en realimentaciones de arena, que ha culminado con el proyecto de espigón cuya aprobación se ha anunciado este año, contra toda lógica.
Antecedentes: La propia Dirección General de Sostenibilidad de la Costa y del Mar del Ministerio de Transición Ecologica indica que la causa y génesis del problema de la erosión del frente litoral estriba en “el efecto que tiene la ocupación física de las playas y cordones litorales por parte de las edificaciones”. Sin embargo, en abierta contradicción con su diagnóstico, ha tramitado la construcción de un espigón con la pretensión de retener la arena sin tener en cuenta los impactos que generará sobre la zona situada a levante, que corresponde con el espacio protegido Paraje Natural Marismas del Río Piedras y Flecha del Rompido, integrado en la Red Natura 2000.
Contexto: La urbanización de La Antilla tiene ya varias décadas y la primera línea de edificaciones, así como la carretera-calle que se sitúa justo detrás se construyó sobre la propia playa y el primer cordón dunar, destruyéndolo e impidiendo su regeneración. La posterior ocupación por chiringuitos fijos de grandes dimensiones ha contribuido a agravar la situación, generando una tensión continua ante cada episodio de vendavales o grandes mareas que ponen en riesgo todas las construcciones y los negocios de restauración.
Resumen: Situar urbanizaciones en zonas de fuerte dinámica litoral, buscando la ocupación hasta el extremo de la playa y el dominio público litoral genera situaciones de riesgo permanente para las mismas, máxime cuando se están dejando ver los inicios de los impactos del cambio climático, añadidos a los de las obras de espigones costeros y embalses en los ríos que aportan los sedimentos que alimentan las playas. Ante esta situación, han primado las obras de emergencia, sin coordinación ni evaluación de los impactos concatenados, en una sucesión de dragados y rellenos de arena y la continua reclamación de nuevos espigones. En definitiva, continuo despilfarro de dinero público para defender puntualmente los intereses privados derivados de unas construcciones que nunca se debían haber situado en esos lugares.
Soluciones o propuestas de mejora: Reordenación de los espacios litorales, situando las líneas de dominio público marítimo de acuerdo con la actual realidad y renunciando a soluciones “políticas” a corto plazo como los espigones, que no sirven más que para generar nuevos y mayores impactos. Una reordenación del litoral necesariamente va a tener que abordar retranqueos y eliminación de edificaciones en zonas de alto riesgo, actuaciones que habrá que abordar con criterios justos para quienes confiaron en las promesas de promotores y administraciones irresponsables, pero también con firmeza ante quienes se han lucrado con ocupaciones ilegales.
Lo que dice el informe sobre la playa de la Ría de Huelva:
Motivo: La Ría de Huelva es un espacio donde confluyen una gran cantidad de actividades de riesgo y la destrucción de los espacios marismeños por la acumulación de residuos peligrosos y radiactivos en las balsas de los fosfoyesosos generadas por los vertidos de la industria de fertilizantes y en especial por la empresa Fertiberia, que los gestionó. Los episodios de vertidos al mar y contaminación atmosférica se producen constantemente, en medio de un creciente trasiego de buques petroleros y metaneros en el puerto exterior, donde se instalan las industrias de almacenamiento y procesado de hidrocarburos y otras sustancias.
Antecedentes: Vertidos de hidrocarburos y residuos, incendios en refinería, episodios de contaminación por SO₂, emisiones de partículas desde los apilamientos al aire libre de Coque de petróleo y carbón, son constantes desde que en pleno franquismo se instaló un polo químico sobre la Ría de Huelva. Desaparecieron sus playas históricas y las actividades de pesca y marisqueo sufrieron las consecuencias del vertido de las empresas de fertilizantes y de transformación de productos mineros que se ubicaron primero en la propia ciudad de Huelva y posteriormente en el Puerto exterior (Palos de la Frontera).
Contexto: La combinación de industria química extremadamente contaminante (refinería, planta de amoniaco, fábrica de cloro, fertilizantes, pigmentos para pinturas,…) con el trasiego portuario y grandes almacenamientos de materias peligrosas (metano, gasoil y gasolina, …) convierten a la Ría de Huelva en un espacio de alto riesgo en el que son constantes las emisiones atmosféricas y demasiado frecuentes los vertidos a los espacios marinos. El Puerto de Huelva, sigue ocupando y rellenando espacios marinos con los sedimentos contaminados procedentes de sus dragados y una amplia zona de las marismas de la ría está ocupada por unos 120 millones de toneladas de residuos peligrosos y radiactivos conocidos como fosfoyesos, procedentes de los años de producción de ácido fosfórico por parte de Fertiberia, Foret y otras empresas.
Resumen: El proyecto de Fertiberia para las balsas de fosfoyesos supone la renuncia a la recuperación de las marismas del Tinto para la ciudad de Huelva y la consagración del enorme vertedero de residuos peligrosos y radiactivos formados por los 120 millones de toneladas que las ocupan. El uso del puerto de Huelva como lugar de descarga desde los metaneros y almacenamiento de gas en gigantescos depósitos va a ser cada vez más intensivo en el panorama político y energético abierto por la guerra de Ucrania, con el consiguiente aumento del riesgo de accidentes graves de incalculables consecuencias para las poblaciones cercanas y el medio ambiente, a las puertas de Doñana.
Soluciones o propuestas de mejora: Moratoria inmediata a las continuas ampliaciones de almacenamiento de combustibles fósiles, que incluyen instalaciones tan peligrosas como los gigantescos depósitos de metano, que abren el camino a nuevas instalaciones que avanzan por la desembocadura de la ría hacia Mazagón. Restauración de los espacios marismeños, incluyendo los ocupados por más de cien millones de variados residuos peligrosos que se esconden bajo la denominación de fosfoyesos.