Emotivo reencuentro en Cartaya, medio siglo después


Emoción, ilusión, alegría, nostalgia y… muchos besos, lágrimas y abrazos, fueron los principales sentimientos y gestos que, el pasado fin de semana, protagonizaron el reencuentro que unas 50 mujeres de Cartaya, excompañeras de colegio, vivieron medio siglo después de haber compartido aulas y juegos en el colegio Concepción Arenal de la localidad.

Una iniciativa que se ha ido fraguando a lo largo de los últimos meses gracias a la “ilusión” que por rememorar aquellas “aventuras escolares de niñez” sentía Antonia Pérez González, una cartayera de 62 años que, finalmente, ha logrado hacer realidad su “gran sueño” de reunir por unas horas a sus excompañeras del colegio “para recordar juntas unos momentos que difícilmente olvidaremos nunca” según ella misma ha explicado.

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La cita fue este fin de semana en un conocido mesón de la localidad, en el que se dieron cita medio centenar de mujeres, muchas de ellas vecinas actualmente de Cartaya, pero también algunas llegadas desde otros puntos de nuestra geografía a los que las ha llevado los avatares de la vida.

La emoción del reencuentro fue evidente y todas mostraron su satisfacción por la iniciativa, lo que las llevó a agradecer el gesto a Antonia, que incluso dedicó una entrañable poesía, escrita de su puño y letra, a todas aquellas mujeres con las que compartió tantos años de niñez, juegos y pupitre.

Antonia, por su parte, explicó que el hecho de ser todas mujeres responde a la segregación por sexos que en aquellos años se practicaba en la enseñanza pública, ya que según sus palabras en el mismo centro educativo, “las niñas estábamos en un pabellón y los niños en otro”.

Juntas recordaron aquellos años de “lápices Alpino, cartillas Rubio, cuadernos de dos rayas, uniformes blancos y carpetas rojas”, así como la participación de muchas de ellas en un antiguo grupo de teatro del colegio que interpretaba sus obras en el antiguo Cine Jaldón. De igual forma rememoraron con nostalgia a sus maestras de entonces, especialmente a “Doña Chelo, Doña Tere, Doña Fina, Doña Candelaria o Doña Juanita”, así como a la directora del colegio, “Doña Pepita”.

También tuvieron hueco en sus recuerdos para los juegos de entonces, que según la propia Antonia Pérez eran principalmente la comba, el elástico, el muerto, la pelota o el piso, así como para las “oscuras tardes de invierno en el colegio”, y hasta incluso para detalles como las “gotas del agua resbalando por los cristales de las ventanas de sus aulas los días de lluvia”.

Finalmente recordaron, entre bromas, “el vaso de leche que nos daban para merendar”, “casi la única chuchería de la época: el famoso pirulí de caramelo”, las “medallas que nos colgaban cuando nos portábamos bien”, “el libro que teníamos que sujetar en cada mano para sostenerlo con los brazos en cruz si por el contrario éramos traviesas”, y hasta incluso los “baños en la zona de mujeres de La Rivera” y “las cunitas del Tío Pascual”, eso sí, “ya fuera del horario escolar porque, además de compañeras de colegio, sobre todo éramos y seguimos siendo amigas” concluyó la promotora del encuentro.

Así, entre recuerdo y recuerdo, fue pasando una tarde que “ninguna olvidaremos tampoco jamás” y que arrancó con un almuerzo de convivencia, para concluir bailando “como cuando lo hacíamos de niñas en las verbenas”.