El misterio de la muerte de ballenas en Huelva

Durante el mes de mayo se han hallado un total de cuatro cetáceos muertos en diferentes puntos del litoral onubense, al que se suma otro ejemplar varado que se encontró en las costas de Cádiz, todo ello durante un período de tiempo inferior a los dos meses. En menos de una semana, aparecieron dos cadáveres de ballenas de diferentes especies en las costas de la provincia onubense. El primer caso se trataba de un ballenato que previamente se había estancado en la orilla de la playa de Punta del Moral y se devolvió al mar con vida, pero su cadáver apareció en la playa del Espigón pocos días después. El segundo hallazgo lo conforma el cadáver de una ballena yubarta de 9.5 metros que se encontró en la playa del Asperillo entre Mazagón y Matalascañas. La semana siguiente, se encontró en la playa de los Enebrales de Punta Umbría el tercer cetáceo muerto, tratándose de un delfín en esta ocasión, y al poco tiempo volvió a aparecer otro ejemplar de ballena de una especie diferente a las anteriores en la Playa de El Portil.

Tanto el océano Atlántico como el Mar Mediterráneo siempre han sido aguas muy transitadas por diferentes especies cetáceas provenientes de Europa y África. Sin embargo, nunca se han dado tantos hallazgos de ejemplares muertos varados en un período de tiempo tan corto, lo que ha despertado el interés y la preocupación de los ciudadanos. Dado al avanzado estado de descomposición de los cetáceos, los cuerpos no han podido ser estudiados a fondo ni tampoco se han podido realizar necropsias que sean determinantes sobre las causas de las muertes contabilizadas de cetáceos, dejando un gran margen de dudas ante lo sucedido.

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¿Qué está pasando?, ¿Cuáles son las causas de estas muertes en un período de tiempo tan corto?

Se han barajado diferentes hipótesis que nos llevan a pensar sobre el cambio climático, la contaminación de las aguas, las colisiones con los barcos, la procreación y superpoblación en el hábitat acuático de las costas onubenses, la desviación migratoria de las especies e incluso la caza de ballenas.

Pero ¿Cuál es la real causa de estos sucesos?

La región del Golfo de Cádiz fue una de las zonas más importantes de caza de ballena durante el siglo XX, formando parte de una de las mayores rutas comerciales y captura de diferentes especies entre las que destacaban rorcuales boreales, yubartas y ballenas azules.  Sin embargo, desde el año 1986, hay una moratoria sobre la comercialización de ballena que impide su caza y comercialización. ¿Es posible que existan aún algunos cazadores furtivos? Quizás esta opción sea la menos probable si pensamos en las dimensiones de este tipo de animales acuáticos. Sin embargo, hay opciones más palpables y obvias si somos un poco conscientes sobre la repercusión que tiene el cambio climático, alterando el hábitat natural de todos los animales terrestres y acuáticos y contribuyendo así en el recalentamiento atmosférico, la subida de temperaturas del agua del mar y la extinción de determinados crustáceos y animales marinos que constituyen la dieta fundamental de ballenatos.

El cambio climático hace además que los ciclos migratorios se alteren y que los éxodos para la reproducción sean más largos, esto lleva a que los animales acuáticos se sientan confundidos y se puedan extraviar muchos ejemplares de la manada.  Por otro lado, hay otros indicadores que nos llevan a pensar que los cetáceos sufrieron la fuerza de un temporal que justo tuvo lugar la semana anterior a su hallazgo, y que este año ha ocurrido en Huelva con mucha más fuerza que los ocasionados otros años por las mismas fechas, arrastrando los cadáveres hacia las orillas de nuestra costa, según confirmaron investigaciones del Centro  de Conservación, Información y Estudio sobre Cetáceo (Circe), así  como declaraciones del doctor en Ciencias del Mar, Renaud de Stephanis. Por otro lado,  determinadas organizaciones también han barajado la opción de que los sucesos hayan ocurrido como consecuencia de labores industriales de la empresa REPSOL y su posible impacto ambiental que puede haber llevado a la contaminación y amenaza a la vida de estos cetáceos.

Sin embargo, puede que la hipótesis más acertada sobre las causas del misterio de la muerte de los cetáceos sea que estos colisionaron con barcos o con alguna roca, resultando heridos y muriendo al tiempo, siendo arrastrados así hacia nuestras costas. El mar abierto del Golfo de Cádiz constituye el principal punto de encuentro de ballenas, pero a su vez, es una ruta marítima muy transitada por barcos que salen a faenar y compañías navieras, aumentando altamente las posibilidades de que los animales puedan tener accidentes de colisión con los estos barcos. De hecho, alrededor del 30% de los cadáveres cetáceos registrados en el golfo de Cádiz mueren principalmente por esta causa, aumentando este porcentaje en el caso de las crías, según las estadísticas del Circe.