Cartaya acogerá una charla para aprender a educar a los hijos de forma positiva

Bajo la idea de la Parentalidad Positiva y la Educación Emocional como acercamiento a la felicidad, tendrá lugar el próximo sábado, 23 de marzo, a partir de las 17.30 en el salón de actos de la Casa de la Cultura de Cartaya

Si eres padre o madre, o docente, y te interesa la educación en general, y la de tus hijos en particular, el próximo sábado, 23 de marzo, tienes una cita en Cartaya.

Se trata de una interesante conferencia a cargo de la reconocida pedagoga y formadora de padres, madres y educadores en inteligencia emocional Leticia Garcés Larrea, que no dejará a nadie indiferente ya que, además de una oportunidad para poder compartir experiencias con esta experimentada profesional, la cita también ofrecerá a los asistentes la oportunidad de enriquecerse personalmente en la labor y responsabilidad de ser mejor profesional en el caso de los docentes, y de sacar la mejor versión a los padres y madres.

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La cita será concretamente en el salón de actos de la antigua Casa de la Cultura de Cartaya entre las 17.30 y las 20.00 horas del próximo sábado, 23 de marzo, y para asistir a la misma hay previamente que inscribirse a través del correo electrónico info@padresformados.es.

Los objetivos de esta actividad formativa y divulgativa pasan por conocer las competencias emocionales para preservar la salud emocional, reconocer la importancia de la neuroeducación e inteligencia emocional para llevar a cabo la labor profesional y entender los beneficios de practicar una parentalidad positiva y buenos tratos durante la infancia.

Para ello, durante la charla se abordarán temas como educación emocional y competencias para la salud emocional; gestión del estrés y desarrollo de hábitos saludables; parentalidad positiva y gestión de conflictos o fortalezas emocionales para evitar violencia entre iguales.

Leticia Garcés Larrea

Leticia Garcés Larrea es pedagoga por la Universidad de Navarra (2009), postgrado en Educación Emocional y Bienestar en la Universidad de Barcelona (2016), máster en Inteligencia Emocional (2017) y estudios de Neuroeducación (2018) en la UNED de Madrid.

En 2010 fundó la plataforma Padres Formados, a través de la cual gestiona las formaciones que imparte a familias y profesionales en temas relacionados con la educación emocional tanto presencial como online.

Desde 2012 organiza eventos formativos como jornadas de prevención para la salud emocional y congresos de educación emocional en Navarra.

Vivió y trabajó en centros de menores en Guatemala y coordinó proyectos de cooperación y educación (2002-2007).

Colabora con Eduemo Lab, laboratorio de educación emocional de la UNED.

Es impulsora de la campaña de sensibilización #educarsinmiedo y autora del libro ‘Padres Formados, hijos educados’ , del material educativo ‘Educar sin miedo. Por una educación consciente, respetuosa y emocional’ y coautora la colección de cuentos y disco de canciones ‘Emociónate’.

Leticia Garcés Larrea

Parentalidad Positiva y Educación Emocional

Según ha señalado la propia Leticia Garcés Larrea, “los padres, madres y docentes, deberíamos estar familiarizados con términos como educación emocional, competencias socioemocionales, resiliencia, parentalidad y psicología positiva. Aun así, no basta con leer y adquirir conocimientos, hay que reflexionar sobre ellos y ser capaces de interiorizarlos para aplicarlos con éxito en la relación entre padres e hijos. La experiencia nos dice que de poco sirve saber que es importante favorecer el desarrollo emocional de un hijo, si cuando llora no somos capaces de legitimar y validar esa emoción por la dificultad que tenemos de gestionar la frustración o angustia que nos genera.

Entendiendo la Parentalidad Positiva como el conjunto de acciones que los padres, madres y/o tutores legales llevan a cabo con respecto al cuidado y educación que favorecen el pleno desarrollo de los niños, niñas y adolescentes, es necesario reflexionar para desechar esas prácticas tan arraigadas a nuestra propia educación que generan más bien lo contrario.

Las investigaciones científicas de las últimas décadas han mostrado la importancia que tiene para el desarrollo sano, físico y mental de los niños y las niñas, no sólo una alimentación adecuada, sino el hecho de que sean criados y educados en un ambiente de aceptación, respeto, afectividad y estimulación. La neurociencia ha demostrado que la organización y el funcionamiento del cerebro dependen no solo de la genética sino de las interacciones con el entorno familiar y social durante su gestación y los tres primeros años de vida, según Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan. Por lo tanto, el contexto social es determinante para el funcionamiento mental pues la salud mental de los niños, adolescentes y adultos está condicionada por la calidad de las relaciones interpersonales que los contextos humanos les proporcionan desde que crecen en el útero de sus madres. Como vemos, la función y estructura cerebral están directamente modeladas por las experiencias interpersonales, por lo tanto, el bebé necesita un adulto con competencias necesarias para cuidarlo, estimularlo, protegerlo y educarlo porque de lo contrario, queda expuesto a la negligencia del medio en un grado mayor que si se da en la adultez: se pueden originar secuelas neurológicas que le afectarán en el futuro aprendizaje. (Rosa María Fernández García)

Según David Bueno, los estudios en neurociencia han dado un salto cualitativo muy importante en las dos últimas décadas y nos han permitido entender que el temperamento y las capacidades de cada alumno son ligeramente diferentes según sus variantes genéticas pero afortunadamente quien marca la diferencia entre aprovecharlo o no es la educación por eso la labor del educador es tan importante, porque sacar el máximo de las posibilidades que el menor tiene dependen de cómo le miremos y qué proyectemos sobre él. Por eso conocer el funcionamiento del cerebro para entender al menor en desarrollo sabiendo que sus emociones también interfieren en su comportamiento no solo es importante sino imprescindible tanto en las aulas como en las familias.

Por lo tanto, podemos decir que la parentalidad positiva nos permite entrenar nuestras propias competencias emocionales para que la forma de resolver los conflictos del día a día resulten más beneficiosas para el desarrollo del menor y que los aprendizajes que se generen estén basados en los buenos tratos y no en el medio condicionado abusando del castigo y las amenazas entre otras métodos correctivos habituales”.