El mes de mayo, el mes de las flores, el mes en el que empezamos a sentir la primavera en todo su esplendor, se nos muestra así de florido, de colorista y de provocador de los sentidos en su máxima expresión. Quizás por esta razón, por ese sentimiento de estación abandonada a su cambio climático, Carmen Sánchez Ruda, ha querido reivindicarlo y ponerlo en valor a través de su pintura más fresca y más actual.
Carmen ha reunido 18 cuadros de distinto formato y que han sido el fruto de un año de trabajo silencioso en su estudio del barrio alto de Ayamonte, La Villa. Un año, que ha convertido en “Pigmentos de jardín”, la exposición que se muestra al público en las bien cuidadas paredes de la Galería Passage de Ayamonte, en pleno corazón de este pueblo blanco y hospitalario. Jardines, flores, la mano del hombre, de ese hombre que controla desde el respeto la propia naturaleza; olores difuminados por cada uno de los lienzos y colores que van desde el rosa, al verde, al blanco y a una perfecta combinación de todos ellos. Carmen se ha recreado en las rosas majestuosas, las violetas y los pensamientos silenciosos. Ha combinado buganvillas con narcisos o la flor del guisante silvestre con las fresias.
Y para la ocasión, se ha dejado llevar por soportes idénticos a ocasiones anteriores. Se ha refugiado en tablas o maderas y sobre ellas, las ha emborrachado de oleo y esporádicamente con algo de acrílico. Ha dado vida a naturalezas muertas y a la misma vez, ha dado sentimiento y paz a quienes la acompañaron en la inauguración. Fue a la caída de la tarde y lo hizo llena de luz y de entusiasmo, así hizo juego del todo, unificó amistad y arte y lo sirvió en frio, para combatir el calor de ese día ausente otros muchos.
Una vez revisada la muestra, escuchado comentarios y reflexionado sobre los propios argumentos de la autora, uno se siente identificado con todo ello. Porque ha disfrutado en cada una de las obras. Porque se deja llevar por su tendencia a pintar flores y a convertirlas en puro color. Porque se olvida de otras temáticas y aquí se hace grande. Porque le gusta todo lo realizado, pero a la vez, se deja llevar por esa admiración hacia las figuras pixeladas. Porque su cara refleja felicidad de haber dado un paso más en su lucha con los lienzos en blanco y haberles sabido sacar un lenguaje claro, de naturalezas que enamoran.
Rodeada de amigos, admiradores y curiosos de sus exposiciones, la noche se ha hecho enorme y ha dejado Passage, repleto de flores de amplia gama y extenso colorido. Pero ella, activa y valiente, ya sabe que para octubre junto a su amiga Roció Romero debe vestir una nueva exposición y más tarde, hacerlo en Sevilla y en Albufeira, aunque aquí, cada una irá por su lado.
Una vez más Carmen Sánchez Ruda se nos muestra con ese dominio de su trabajo y con esa sensibilidad que solo ella sabe mostrar cuando la primavera asoma de nuevo. Felicidades amiga, una nueva lección de tu arte sin hacer ruido.